martes, 24 de abril de 2012

Perry Mason

Perry Mason interrumpió el interrogatorio que ejercía sobre su defendido. El abogado dio un giro de ciento ochenta grados y, dirigiéndose al público, proclamó la inocencia del acusado y declaró que el autor material del crimen era ¡Waldo Jeffers! El ilustre secundario, al verse señalado por el índice delator de Raymond Burr, se levantó del asiento y confesó su culpa entre ridículos sollozos, a pesar de que el letrado no aportaba ninguna prueba en su contra. Dos alguaciles lo condujeron hasta la puerta del plató número tres, donde se había recreado la mayor parte de los juicios de la serie televisiva. Antes de ser introducido en el furgón pudo escuchar cómo el director daba la toma por buena y vio a Mr. Burr secarse el sudor de la frente con una toallita y pedir un café, como tenía por costumbre sobre las once de la mañana, a su asistente personal.

6 comentarios:

  1. Genial mezcla de escenarios y situaciones.

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    1. Pilar, celebro que te haya gustado. Para eso, en el fondo, escribimos.

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  2. Me ha gustado encontrar a Perry Mason.

    Besos desde el aire

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    1. Lo primordial es que él no te encuentre a ti en la sala... ;-)

      Besos desde tierra.

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  3. Al no haber sido seguidor de Perry Mason, he de confesar que me pierdo, David.

    Estoy seguro que este micro - bien escrito, como siempre - encierra algún guiño al que no llego.

    Un abrazo,

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    1. Vaya, qué mal rollo. Me he quedado como cuando Faemino y Cansado acaban el chiste final (Arroyito y Pozuelón con la copa de coñac en la mano) y dicen: "bueno, quizás es que lo hemos contado mal y no era exactamente así".

      Intentaré que el próximo lo podamos disfrutar todos por igual.

      Un abrazo, amigo,

      D.

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