domingo, 13 de noviembre de 2011
Monstruo de feria
Hacía poco más de dos meses que la Dirección General Penitenciaria me había vendido, con arreglo a la recién dispuesta Ley de Exhibición y Manutención de Reclusos Peligrosos. El contrato establecía que, tras el primer pago, el Estado autorizaba la exhibición en la feria del asesino de las seis viejecitas. En la jaula contigua, un enano vicioso con unos genitales desproporcionados me asqueaba con sus proposiciones repulsivas. Algo más allá, el niño cocodrilo. Un hombre sin brazos ni piernas aseguraba leer el futuro. Dejé de escarbar distraídamente en la paja y clavé los ojos en el homúnculo, que lamía los barrotes mirándome libidinoso. Cuando se encontraron nuestras miradas, mis remotas esperanzas de indulto se desvanecieron para siempre. Supimos que era hombre muerto. Enano muerto.
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Inquietante. Procede secuela con el niño cocodrilo de protagonista.
ResponderEliminarY otra con el que lee el futuro sin extremidades...y seis más con las viejecitas, otra con el dueño de la feria y la última con el funcionario del Estado que tramitó su entrada en ella. (Creo que eso es todo) :) La verdad es que pone la piel de gallina plantearse la idea.
ResponderEliminarLa cuestión, alguno va a morir... pero lo que aún me inquieta más de este micro es eso de que el Estado venda y permita la exhibición de un ser humano por muy recluso y asesino que sea. Eso sí me da autentico miedo. y no sé si era tu pretensión pero por ahí se me han ido las ideas.
ResponderEliminarBesitos
Excelente, no sabéis cuánto me satisface haber leído eso de "inquietante". Una de mis palabras favoritas. También el hecho que lo veais como un relato inspirador, qué lejos estaba de imaginar tal cosa. Os animo a escribir todas esas historias paralelas. Elysa, la del Estado para ti. Sergi, Montse, podéis repartiros las otras. Algún día os contaré de dónde viene el niño cocodrilo ;-)
ResponderEliminarMe gusta la idea del relato (que espero que no sea profética) aunque he tenido que leerlo un par de veces (y eso no sé si es bueno o malo). Me deja una sensación rara, como que me falta algo para completar la historia. Supongo que porque las "explicaciones" que imagino no terminan de convencerme. Y lo de exhibir presos no tardarán: por ahora ya lo hacen con los (presos) muertos.
ResponderEliminarAh, y que no haya comentarios en una entrada de micro no significa que sea malo el micro, o que haya gustado poco, sino que a veces somos muy vagos a la hora de comentar, escribir la palabra de verificación...
Un abrazo.
Los relatos de David suelen rezumar crueldad y ensañamiento, menos mal que en persona es un tipo muy tranquilo. Sospechosamente tranquilo... ;-)
ResponderEliminarSi tiene que matarlo una opción es quemarlo vivo ya que hay paja en el suelo pero sospecho que, siendo celdas contiguas, el brazo del asesino no tardará en encontrar, aunque sea a oscuras, esos grotescos genitales enaniles.
Coincido con Elysa en que lo que crea más desasosiego es que el Estado pueda vender a personas...
Gran relato, amigo, el pobre enano salido da un poco de pena, pero es enano muerto.
ResponderEliminarUn abrazo, amigo.
Hecho. :)
ResponderEliminarCompacto
Las intuiciones llegaron a los dos meses de la extirpación de sus brazos, regalados a un operario accidentado a causa de la mezcla de su falta de atención con la indiferencia de su empresa en cuanto a medidas de seguridad en el trabajo. Con las piernas fue distinto. Las vendió a un traficante de extremidades por una jugosa suma, que le garantizaba la subsistencia en caso de que su propósito no alcanzara el éxito esperado. En la inmovilidad absoluta las visiones comenzaron a llegar, con una nitidez que aterrorizó a su esposa hasta el punto de contactar con un funcionario del Estado perteneciente al departamento de Exposición Pública. Irónicamente, este se presentó ante él con bastante antelación a su propia visión de futuro. La jaula le sirve de hogar y de gabinete de predicción al respetable.
Virgen santísima, Montse, qué velocidad la tuya. Realmente el relatillo inspiraba, no era sólo una frase hecha. Me gusta, me gusta y el título no tiene desperdicio.
ResponderEliminarGracias por tus palabras, Raúl, y gracias, como siempre, Catulo. Tú sabes bien en quién descargaría mi ira justiciera ;-) Víctor, en mi opinión, si ha sido necesaria una segunda lectura es que algo falla en el texto. A mí no me gusta tener que releer las historias y me encuentro con muchos micros concebidos crípticamente a propósito (pienso). Yo huyo de ello, así que seguramente habría que pulirlo. Es lo que tiene escribir por encargo ajustándose a determinado número de caracteres, como fue el caso de este monstruoso relato ;-)
Hasta lueguito
Me gusta muchoo, David, sobre todo el principio, que es alucinante.
ResponderEliminarEste es el último... :)
ResponderEliminarDesmotivación
A la primera la hizo pasar a mejor vida por una mera cuestión de humanidad: se pasaba toda la noche gritando el nombre de su esposo, fallecido hacía ya ocho años. La segunda fue casi un accidente; lloraba todo el tiempo, su intento de animarla le provocó una parada cardiaca. La tercera simbolizó la línea que nunca debió cruzar; su desagradable sonrisa en situaciones muy concretas tuvo bastante que ver con su deceso. La cuarta fue un caso de "hora equivocada en el sitio incorrecto". Vio demasiado. Con la quinta bastó el molesto ruido que hacía al chasquear la dentadura. La sexta no necesitó más motivo que la inercia adquirida.
Montse, ¡estás empezando a asustarme! ;-) Debo de ser un caso casi único en el mundo bloguero en el cual los comentarios superan las entradas originales. Excelente precuela para el enanicida enjaulado. ¡Pobres viejecitas!
ResponderEliminarGracias, Manu. A ver si en el próximo consigo sorprenderos de nuevo...
Ya paro. El caso es que es realmente inspirador.... :)
ResponderEliminarHe venido desde el blog de Montse y además de un micro espeluznante contado para inquietar y para dejar volar la imaginación, me he encontrado con que compartimos al menos dos libros recopilatorios (El beso y cuentos Alígeros) así que me parece que me vas a ver más de una vez.
ResponderEliminarSaludos
Por si no se te ha dicho,el venido de allende los mares,gusta de inglesas ademas de curas guardando al rey.Ademas,cuando este ultimo no hizo nada,el que estaba delante de el,tampoco se le vio hacer nada durante mucho rato.Si quieres saber el acertijo,ya sabes donde puedes buscar.
ResponderEliminarHenry Chinaski
Bienvenida, Paloma, espero que te encuentres a gusto entre tanto monstruo. Releeré tus historias con interés y las comentamos.
ResponderEliminarHenry, te explicas de maravilla. ¿Dónde has aprendido ese estilo narrativo/profético¿ ¿Consumiendo demasiado Nostradamus? ¿Acudiendo con más frecuencia de la recomendable a la bodega del cíclope?
Esta mañana intenté dejar un comentario y el dichos blogger no me dejó.
ResponderEliminarTe decía que este microrrelato me ha gustado mucho, de verdad. Y que Jesus y tú por motivos diferentes me hábéis hecho recordar la estupenda película The freaks parade.
También te decía que no te obsesiones con el número de comentarios, una vez habrá más otras menos pero te aseguro que siempre son más los lectores de lo que pueda parecer. Como apunta Víctor, a veces estamos muy liados, yo misma no doy abasto, y si quisiera comentar en todas partes dejaría de escribir.
Un saludo!
En el circuito de las tres t (tabernas,tascas y tugurios)se puede apreciar la ruina y la bajeza de la raza humana.Si se sale vivo de alli,se debe de andar con cuidado,pues la ciudad esta llena de autobuseros y taxistas desbocados, deseosos de conocer ese oscuro mundo de las tres tes.
ResponderEliminarHenry Chinaski
Una sonrisa entre cruel y picarona ,hizo que el grotesco enano se empalmara más de lo normal y su gran verga asomó entre mis barrotes, tal fue mi rabia que deje que mi boca que ya había comido toda clase de porquerías le arrancara el prepucio de un solo bocado y tras el crujir de la ciruela , entre aullidos y llantos el ser de los grandes testículos fue perdiendo la luz de sus ojos , mientras la sangre le brotaba como si el niño de una fuente orinara agua.Escritor solitario.
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