jueves, 12 de enero de 2012

Difícil decisión

Nos miramos, al fin. Carecía de sentido continuar paseando la mirada de la mesa a la taza de café, de la taza a sus manos, de sus manos otra vez a la mesa, sin rumbo, sin ver nada en concreto, sin saber bien qué hacer, más que nada evitando unos ojos, los suyos, que sentía fijos en mí desde hacía un buen rato. Su rostro no reflejaba más expresión que la gravedad del momento. Ambos éramos conscientes de que nos encontrábamos en un callejón sin salida, pero aquella mirada suya me traspasaba toda la responsabilidad del difícil momento. Me resultó curioso. La decisión, que no por anunciada iba a ser menos dolorosa, nos atañía a los dos y, sin embargo, percibí un implícito compromiso en que debía ser yo quien pronunciase aquellas tristes palabras, sin duda temidas por ambos, que había aplazado cuanto había podido. Por indolencia, por pusilanimidad o, por qué no decirlo, por cobardía. La mirada fría, sus preciosos ojos incomodándome. Y ese silencio terrible, embarazoso, casi angustioso. Ninguno había querido dar su brazo a torcer antes, posiblemente por orgullo o por confianza en los propios recursos por reavivarlo pero, a la vista estaba, lo que teníamos entre manos, tan bonito y cómplice como había sido, excitante también, se nos había escapado, y en aquel momento no tenía razón de ser. Nuestro tiempo se había ido consumiendo poco a poco. En efecto, me dolía dejarla escapar de aquella manera, quién sabe si volvería a verla más, pero si analizaba fríamente el punto muerto al que habíamos llegado, era lo mejor para los dos, evidente. Obvio. Punto muerto. Punto y final.

–Ofrezco tablas –le dije. Y bloqueé su peón de alfil con mi caballo.

14 comentarios:

  1. Cuento con sorpresa final. Es todo un reto escribir para que parezca una cosa y luego sea otra. El hecho de que la rival sea femenina y en un determinado momento los ojos sean "preciosos" colabora al engaño.
    Supongo que no es autobiográfico, David, porque tú naciste para el empate, jeje, aunque sea con Kaspárov.

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  2. conseguir que un lector llegue hasta el final conociéndolo de antemano es un arte, y tu lo has conseguido, casi me da miedo( por lo de cobarde) llegar a mi ese final esperado... un saludo muy cordial

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  3. ¡Brillante, David!

    Es cierto que los viciosos del género estamos esperando el giro final, la sorpresa que nos guardas, pero este micro destaca por dos cosas.

    Primero por una prosa medida, que mueve el péndulo narrativo al ritmo perfecto y segundo porque el la solución al giro final es de las que te hacen decir: "que cabrón, qué bueno es".

    Enhorabuena.

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  4. Fíjate, David, que por una vez lo he leído pensando "que no dé un giro, me gusta tanto cómo lo cuenta" y mira, el giro me ha gustado. Mucho, porque en realidad, puede seguir siendo parte de una metáfora.
    No recuerdo si eras miembro de la Ablacc pero miramos y mirada está muy cerca... es lo que tiene la palabra dichosa!
    Abrazos

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  5. Me ha gustado mucho la narrativa que has utilizado en este texto, me parecía estar leyendo un párrafo de una novela, el giro final muy bien tapado, aunque como dice Anita, no me hubiera importado que la historia continuara, por lo que te he dicho en un principio, la estructura narrativa es excelente y dan ganas de leer más. Abrazos.

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  6. Muy bueno! Es de los que mas me gustaron junto con el de la revolución francesa y el payaso animador de fiestas, es decir que entra dentro de los "Top three" ja ja

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  7. Muy bueno. Me gustan tus giros finales, que es una virtud a la hora de escribir cuentos.

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  8. Yo creo que el relato está bien que termine ahí. El aculeus final debe finalizar en ese punto porque, en caso contrario, el clímax narrativo llevaría demasiado pronto y luego la historia quedaría partida en dos, con subidas y bajadas. Un relato corto... ¡no puede ser una montaña rusa! O quizá sí...

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  9. Pero que no os enteráis!! Que la cosa no acaba ahí!! Que la chica no cogió las tablas y le dio guerra a tope!!! jajajaj.

    Fuera bromas, me ha gustado bastante, y a pesar de que mientras leía mi mente se imaginaba hacia dónde fue la tuya a la hora de maquinar el final, no logró descubrirlo y me sacaste una sonrisa irónica.

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  10. Así que ya me vais cogiendo el truco e intuís cómo van a acabar las historias. Mal asunto. Tendré que esmerarme más.

    Sé que el recurso del giro final es previsible en un relato tan breve pero, de verdad, me sentía obligado a hacerlo. Ya me estaba poniendo nervioso escribir tantas líneas seguidas sin soltar una parida. Maite, siento (y lo celebro porque quiere decir que lo estabas disfrutando) que te quedaras con ganas de más pero, te aseguro, siempre se me hace muy cuesta arriba estos párrafos más... ¿serios?

    Gracias a todos por seguir ahí. Opinando.

    Hasta lueguito,

    D.

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  11. Eres el Night Shyamalan de la literatura. Todo el mundo espera ya el giro final. Previsible? Bueno, puedes interpretarlo como que tienes un estilo identificativo (!). En serio, fue un buen relato.

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  12. A ti imagino que no te sorprendería mucho y más teniendo en cuenta que lo tenías más que leído de antes ;-)

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  13. Muy bueno David, estoy leyéndote textos al azar y los estoy disfrutando mucho. Este me ha dejado pasmado. Una pena sea corto podría haber seguido páginas y páginas leyendo ese tono que le has dado.
    Abrazos

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    1. A punto de cumplirse dos años de la publicación del relato en el blog, me alegra mucho que aún siga acaparando la atención del lector. Gracias, Montesinadas, por esta visita aleatoria que tanto me halaga.

      Abrazos,

      D.

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