lunes, 7 de septiembre de 2015

Las jugadas intermedias, según Elena Casero

No voy a ocultar que no entiendo nada de ajedrez. Excepto cuatro clásicos movimientos y el término jaque mate. Del resto de tan insigne y antiguo juego y ejercicio mental sólo me resta añadir que siento envidia.

También es cierto que no hace falta saber música para leer una novela sobre pianistas.

Aparte de estas consideraciones, he leído el libro “Las jugadas intermedias” de David Vivancos Allepuz con agrado y mucho. 30 relatos, algunos micros, que demuestran que sabe de ajedrez y de escritura.

Los relatos, todos basados en este juego, son muy entretenidos, variados, con un magnífico sentido del humor, donde la ironía se hace notar, donde es imposible no esbozar más de una sonrisa, como en el relato El mamotreto. Quiero destacar el de Paridad. Un golpe genial a tanto compañeras y compañeros, colegas y colegos.

Los personajes no suelen ser grandes maestros del ajedrez. En su mayoría son aficionados apasionados, como es el caso del relato de El hombre alfil o el de El botánico aficionado. Gente que vive el ajedrez de manera visceral,

Componentes de clubes, unos rivales y otros amigos, como en el relato Los sordomudos, divertido relato cuyo transfondo preveo real, como sucede en el Mi gin-tonic de media tarde.

Perdedores y tramposos. Un relato divertido el de Zdzislaw Balka busca analista, Trampas, el de La mano inocente o el de Lección magistral.

Ajedrez y literatura combinados de manera excelente y aderezado todo con un toque de ironía. Una combinación muy buena.

Gracias, Elena, por la reseña publicada en De libros y lecturas.

5 comentarios:

  1. ha sido un placer leer los relatos. Sigo sin saber nada de ajedrez, excepto distinguir las piezas pero creo saber cuándo vale la pena leer un relato. Lo he disfrutado mucho, me han encantado los personajes y las situaciones. Mis felicitaciones

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    1. Bueno, tampoco te creas que yo sé mucho más que tú: conozco un montón de personas que confirmarían sin pestañear lo que te digo. Me alegra mucho que los lectores disfruten con mis relatos. Y, si éstos son amigos, miel sobre hojuelas. Y si, además, se toman la molestia de escribir una reseña, mi agradecimiento es infinito. Muchas gracias por todo, Elena.

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  2. Bien por David, y bien por Elena. Ambos saben perfectamente lo que es escribir sobre el otro: ya sea sobre los personajes que habitan en la trastienda del mundillo del ajedrez o sobre un libro dedicado a este mismo motivo. En este mundo tan mezquino y "ombliguero", da gusto leeros como en un espejo.

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    1. Al otro lado del espejo hay mucho sombrerero loco y mucho conejo blanco con prisa. Vale la pena estar un poco atento. Y coincido contigo: ¡bien por Elena!

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