viernes, 24 de febrero de 2012
Fila ocho
Los dos entraron comiendo palomitas y sorbiendo ruidosamente sus refrescos. Comentaron algo en voz alta sobre un tal Nacho quien, por lo visto, les había dado plantón. Alguien les chistó desde las últimas localidades. Sentí que no tenía obligación de buscarles acomodo puesto que la sesión había comenzado hacía más de un cuarto de hora. Sin embargo, apelando a mi profesionalidad, me decidí a hacerlo. Alumbré dos butacas juntas bastante centradas en la fila ocho. El cine estaba lo suficientemente lleno como para que se hubiesen mostrado satisfechos por la ubicación que les había sabido encontrar. No fue así. Al contrario, pude ver en sus rostros, iluminados por las sábanas tendidas que el viento agitaba en la pantalla, una mueca disgustada a medio camino entre el asco y un fastidio infinito. Tendida la mano, esperé en vano una propina mientras el protagonista, el joven galés de la gorra a cuadros que soñaba con ser actor, descubría una mancha de sangre en el puño de la camisa de su mejor amigo. Me acerqué al que más rabia me dio y le hablé al oído para que nadie más pudiese escucharme. Le adelanté que el asesino era el mayordomo de Lord Sutherland.
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Bastante "borde2 este acomodador ¿no? Estropearle el final, jajaja.
ResponderEliminarMe gusto muchó tu escena, es muy visual.
Besitos
Esto ya casi es un hecho histórico. Los acomodadores cada vez van siendo "rara avis" en los patios de butacas. Un estupendo micro. Saludos.
ResponderEliminarJavier
Puede ser peligroso no dar propina.
ResponderEliminarPero,por otro lado, llegar al cine con mala onda y ser así de antipático con alguien que te ayuda no es nada feliz.
Muy buen micro.
Justa venganza, ellos iban a estropear la película a todos (de hecho, ya lo estaban haciendo), el acomodador les fastidia la película a ellos (de un modo discreto, además)
ResponderEliminarUn beso, Luisa
Buen homenaje a esa prosesión casi extinta, David.
ResponderEliminarMe gusta este acomodador que -en mi opinión- no es borde como apunta Elysa, sino que tiene un alto estándar de justicia. ;)
Buen micro, David.
Un abrazo,
¿Borde o justiciero? Es bonito que cada lector interprete la historia a su modo. La enriquece, ¿no?
ResponderEliminarSed bienvenidos los recién llegados. Espero que os encontréis a gusto aquí.
Hasta lueguito,
D.
Yo simpatizo más con los clientes. El acomodador es un entrometido que sin que nadie se lo pida, acompaña como un buitre a los dos tipos esos tan majetes, a la espera de propina y luego va y les jode el final de la peli. ¡Que les devuelvan el dinero de las entradas! ¿Y las palomitas y los refrescos? ¿Acaso no las venden en el propio cine y a un precio más que abusivo? ¡Vamos hombre! Me ha realmente cabreado el acomodador de las narices. ¡David! ¡Dime donde está este cine para no ir jamás! Un abrazo.
ResponderEliminarLo del blog y tal, bien, pero quite esa "obstinación marmórea", aunque quizá a usted le suene bien.
ResponderEliminarComo sugerencia, no más.
Sergi, lamento comunicarte que hace mucho que dejaron de verse acomodadores en los cines. ¿Dónde está el cine, dices? Deduzco de tu pregunta que hace demasiado que no vas a uno. Ponle remedio. ¡Rápido! Un abrazo para ti también.
EliminarDon Luis, ¿qué responderle? Valoraré lo que usté me dice, como de costumbre. Su opinión siempre es atinada. Póngame a los pies de su señora ,-