miércoles, 31 de octubre de 2012

El polen de microideas

La semana pasada terminé la lectura de la Antología del microrrelato español (1906-2011) : el cuarto género narrativo, recientemente publicada por Cátedra. En este excelente repaso de Irene Andrés-Suárez por la historia del microrrelato patrio me llevé una enorme sorpresa al descubrir, en Regreso, de Manuel Moyano (El imperio de Chu. Murcia : Tres Fronteras, 2008), muchos puntos en común con mi Yogur premiado (Cruentos ejemplares y otras microficciones. Málaga : Seleer, 2012). Admito, no sin cierto rubor, no haber leído antes a Moyano (acabo de sacar en préstamo Teatro de ceniza para subsanar esta carencia), así que ésta es una de aquellas casualidades que casi le ponen a uno los pelos de punta, como me dijo ayer un amigo. Lo del polen de ideas, vamos, adaptado a nuestro microcosmos. Os dejo con los dos microrrelatos para que comprobéis el asombroso (así lo juzgo yo) parecido entre ambos, esperando que disculpéis la presuntuosa comparación:

REGRESO (Manuel Moyano, 2008)
"Ya no hay nada que hacer", escuché que decía el médico mientras su mano cerraba suavemente mis párpados. Al principio solo vi oscuridad. Luego, en mitad de la negrura, se abrió un largo túnel: desde su otro extremo me reclamaba una intensa luz blanca. "Así que eso es el Cielo", pensé mientras me deslizaba, como si flotase, entre sus paredes húmedas y turgentes. Una extraña felicidad me invadió. Sin embargo, cuando llegué al final del túnel, lo que encontré no fue un mundo maravilloso, sino otra habitación de hospital. Un gigante me había agarrado de los tobillos y, sosteniéndome boca abajo, golpeaba con fuerza mi trasero. Indignado, intenté pronunciar algún exabrupto, pero de mi garganta no salieron palabras: sólo un chillido de recién nacido.

YOGUR PREMIADO (David Vivancos, 2012)
Se personó en el Departamento de Promociones con la tapa del yogur premiada con un nacimiento. Lo acomodaron en un cuarto oscuro sin darle oportunidad de preguntar en qué consistía el regalo exactamente, ya que tanto él como su señora hacía mucho que no podían tener niños. Permaneció sentado hasta que se abrió una puerta. Avanzó cauteloso hacia el rectángulo de luz recortado en la penumbra. Nada más cruzar el umbral, sintió cómo alguien lo agarraba del tobillo y lo levantaba. Recibió una fuerte palmada en la espalda. Quiso protestar pero sólo consiguió emitir un llanto sostenido, desgarrador.

8 comentarios:

  1. Bueno, hay similitudes en cuanto al tema del retorno, pero Moyano juega al equívoco mientras que tú no lo haces. Tu micro es más fantástico en el sentido de que plantea un mundo de almas donde el premio puede ser nacer y venir a este otro mundo. Hay sorpresa, pero también es un premio. En el de Moyano hay desazón, desazón en el lector que es a quien se le engaña.

    Jejeje, son comunes estas coincidencias. No pondré como ejemplo los centenares de ejemplos de micros de espejos porque no acabaría nunca.

    Ah, y a mí no me parece presuntuosa la comparación. Entre dos microrrelatos las diferencias se reducen.

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  2. El primero es una misteriosa peli de ciencia ficción y el segundo una de humor cínico de Woody Allen. Muy buenos ambos. ¡Gracias por buscarnos curiosidades como estas, maestro!

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  3. Ma ha parecido muy curioso, David, sobre todo porque yo escribí este hiperbreve en Mayo (que quedó primer finalista en el I Concurso Microrretales. Este es el enlace: http://madseasonenserie.blogspot.com.es/2012/05/i-concurso-microrretales.html) y te prometo que hasta hoy no había leído ni tu fantástico micro "Yogur premiado" ni el de Manuel Moyano. Debe ser una idea recurrente. Tengo entendido que Juan Bonilla también tiene un texto sobre lo mismo, aunque tampoco lo he leído.
    Este es el que yo escribí:

    "Tras morir, nota atónito el suicida cómo un tipo lo saca a la luz y le corta el cordón umbilical. Frustado, rompe a llorar."

    Aprovecho para saludarte. Te sigo desde hace un año más o menos y me encantan tus relatos.
    Un abrazo

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  4. Están buenísimos los dos, y aunque la idea es similar vale la pena leerlos a ambos porque el enfoque es distinto, busca otro clima.

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  5. La idea es la misma, sin duda, pero el desarrollo es completamente diferente. Yo muchas veces pienso que todo, con matices de diferencia, ya ha sido escrito antes. Ambos relatos me han encantado.

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  6. Veo que Araceli ha dicho aquello que me rondaba en la cabeza desde que acabé la lectura de los dos micros, David.

    Soy de los que defienden que ya está todo escrito y que la diferencia sólo radica en el enfoque y la calidad literaria del producto final.

    De hecho, a mí -que no suelo ser muy prolífico- me ha pasado que en los comentarios de un micro (Supérstite) alguien me colgase otro como reproche por su similitud; y -cual Señorita Escarlata- a dios pongo por testigo que no conocía el otro micro (que resultó ser un ganador del Premio Faroni).

    Por lo demás, suscribo el comentario de Jesús en su totalidad.

    Un abrazo,

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  7. El enfoque es distinto, por supuesto, los dos textos pretenden conseguir efecto diferentes aunque compartan el final. Y parten, obviamente, de dos situaciones que nada tienen que ver entre sí. Pero imaginad mi impresión al ir leyendo el texto de Manuel Moyano y tropezarme, paulatinamente, con la luz, el tobillo, la palmada, la incapacidad de protestar, el llanto...

    Comparto la reflexión de Araceli y Pedro. Si alguna vez confío en haber dado con la historia más original del mundo, recordaré este momento. A cualquier otro colega puede habérsele ocurrido cuatro, diez años atrás. Y, algún día, la reencontraré como me pasó con Regreso. O, por qué no,también puede haberla escrito una señora gorda sueca que jamás será traducida y cuyo microrrelato nunca llegaré a leer. Casi mejor. Bueno, o no.

    Un abrazo colectivo, amigos, y uno de bienvenida para Jes,

    D.

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  8. Bueno, pues mi amigo Pedro ya te lo ha dicho y además muy bien.
    Y es fácil de entender lo que tú quieres decir, esa sensación al leer las mismas palabras en un micro con temática muy similar, bueno, con casi el mismo final.
    Es igual, se disfruta de ambos en igual medida.

    Besitos

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