jueves, 16 de mayo de 2013
Comando
Visten anoraks, chaquetones marineros, gruesos abrigos con el cuello levantado para evitar tener que encender la calefacción. Discuten sentados alrededor del plano en uno de esos pisos de alquiler cero que, cada vez con mayor asiduidad, los propietarios ofrecen a los desahuciados para poder ahorrarse, así, los recibos de la luz, del agua y del gas. Los alientos se condensan sobre las plantas de las habitaciones, sobre el dibujo de la estancia principal y del garaje. Los dedos enguantados resiguen las líneas de los tabiques y aclaran oportunamente algunas de las dudas que van surgiendo.
El timbrazo del teléfono interrumpe la reunión. Atiende la llamada quien parece llevar la voz cantante, un albañil que dejó de recibir el subsidio hace meses. Los hombres aprovechan la pausa para fumar, para recomponer los nudos de las bufandas, para levantarse y taconear tratando de ahuyentar el frío. Desde el otro extremo del hilo telefónico, una voz conocida le pregunta cómo va todo. Responde con determinación, de forma pausada, ya no le impresiona hablar con el jefe de la célula de la capital. Le informa de la inmediata acción anticrisis, del éxito de la primera medida tomada.
El albañil le ruega a su interlocutor que lo disculpe un segundo. Tira del cable del teléfono para continuar la conversación desde la otra habitación, más tranquila. Los gritos del consejero delegado del Banco Nacional, reclamando pan desde el almacén, lo obligan a ello.
Más microrrelatos indignados de esta misma convocatoria en La colina naranja.
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Ya es hora de pasar a la acción., je je.
ResponderEliminarUn abrazo revolucionario (cuanto tiempo que no escribía esto), David.
Semos así.
ResponderEliminarEllos no reparten el dinero, pero a nosotros nos sobra frío y miseria, para dar, tomar y regalar.
No quieren recortes???
Empecemos por un corte de mangas y después...
¿Ya el miedo es tanto que la acción asoma ya sus narices? Inesperado, sea.
ResponderEliminarDavid, una medida muy drástica, aunque en otro lares seguro que la verían del todo lógica y hace tiempo ya lo hubiesen llevado a cabo. Tanta parsimonia ante tantas injusticias denota que vivimos en una sociedad cabal, pero ojo el aguante no es infinito.
ResponderEliminarBuen micro.
Abrazos.
Vamos, ¡que voluntarios y voluntarias para un comando no van a faltarme!
ResponderEliminarUn abrazo,
D.
Ayer no dije nada, pero es un buen micro de desarrollo, in media res. Un abrazo.
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