domingo, 5 de mayo de 2013
Príncipe de Beukelaer
Os comprendo muy bien, claro que entiendo lo que decís... –rezongó volviendo a abrir los ojos y renunciando definitivamente al beso–. Pero contadme... ¿qué tiene él que yo no tenga? ¿Es su apostura la que os cautiva? ¿O acaso su juventud e inteligencia? ¿Su educación exquisita? ¿El delicado modo con que tañe el laúd? –prosiguió con cierto despecho, saltando de un lado para otro entre pregunta y pregunta–. Podéis ser franca conmigo. Un momento... es por su mata de pelo, ¿verdad? –hablaba el sapo verrugoso entre jadeos, motivados por el esfuerzo que le suponía esquivar los pisotones de aquella princesa histérica que no paraba de chillar–. Ajá, ¡eso es! –exclamó, triunfante–. ¡Es por su mata de pelo! ¡Ahora lo entiendo todo!
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Jajajajjaj. :)
ResponderEliminarBesos desde el aire
Muy bueno.
ResponderEliminarQue bueno David, je je, pero dile a tu príncipe batracio que la mata de pelo tampoco... je je.
ResponderEliminarUn abrazo
Gracias, amiguetes. Un abrazo batracio (¿un abracio?) para los tres,
ResponderEliminarD.
No, no es eso, son las galletas de chocolate...
ResponderEliminarBesos
¡Ñam!
EliminarMami que será lo que... ¡croak!
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