miércoles, 30 de abril de 2014

El estrangulador

Me ha seguido hasta casa y ha conseguido, no sé cómo, vencer la resistencia de la cerradura y abrir la puerta. El estrangulador ha apartado el sofá del salón de mala manera creyendo que yo estaba oculta detrás y ha empujado el colchón al suelo, convencido de encontrarme aovillada debajo de la cama.

A través de las rendijas de la puerta corredera del armario lo he visto dirigirse hacia mi escondite. Lo ha abierto con violencia y ha mirado en el interior. La penumbra está siendo mi mejor aliada, si bien dudo de que acabe dándose por vencido. Se ha girado, ha echado un vistazo a la colcha, en el suelo, con su quemadura de cigarrillo, y, tras un instante de duda, ha vuelto sobre sus pasos. Ha metido la cabeza en el armario y ha tirado de una de las sábanas del montón bajo el cual me cobijo.

Sin darle oportunidad de retirar ninguna otra más, me he incorporado rápidamente y he corrido, evitándolo con un empujón, hacia la esquina de la página. La he pasado y lo he dejado allí atrás, vociferando y lleno de rabia, en el último párrafo del capítulo nueve.

5 comentarios:

  1. jajaja, muy bueno y ahí se va a quedar hasta que decidas. Lo de la colcha con el quemado del cigarro genial.
    Abrazos

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  2. Me ha encantado David, es muy divertido imaginar como se escurre habilmente por la esquina de la pagina. Abrazos.

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  3. Recordadme saltarme el capítulo nueve si es que alguna vez decido releer ese libro ;-)

    Abrazos,

    D.

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  4. Muy bueno, fenómeno. Nunca sabes lo que puedes encontrarte en un libro...

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    1. Gracias, Teto. Encantado de tenerte de nuevo por estos pagos...

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