Mi almohada padece de insomnio. Siempre que se lo comento a alguien pone cara de extrañeza. Como usted ahora mismo. Pero es así, no logra dormir. No para de moverse tratando de conseguir la postura que le permita conciliar el sueño y, cuando se cansa de dar vueltas, se levanta y va por el pasillo arriba y abajo. Toda la noche. Parece sonámbula pero, claro, qué más quisiera ella que serlo. Significaría que, al menos, duerme, ¿a que sí? Deambula hasta que se aburre y vuelve a la cama y se repite de nuevo todo el ritual.
Es por eso por lo que yo descanso tan mal. Pero, ojo, para nada la causa de que me duerma y acabe llegando siempre tarde al trabajo. No, no, ni mucho menos. La culpa de mis retrasos la tiene el despertador. Se me queda dormido y no suena, ¿qué le parece? Tiene narcolepsia. Qué desastre. Ahora que pienso, ojalá intercambiaran sus males. Sería lo ideal, ¿verdad?
(Podéis escuchar este texto en Los jardines de Puck, por gentileza de Mar G. Mena)
Cuando lo leí en De Antología, me gustó y me hizo sonreír. La voz de Mar le pone otros matices que amplían la sonrisa y al volver a leerlo ahora aquí, ya es carcajada.
ResponderEliminarBesos desde el aire
La siguiente ya te tronchas ;-) La lectura de Mar es impagable.
EliminarBesos terrícolas, esta vez,
D.
David, un buen texto que sino se llevase tu firma, muchos te lo atribuiríamos.
ResponderEliminarJuega con ese absurdo que tan bien incorporas a la realidad para que se mezclen y no sepamos si es realidad o ficción.
El regalo de tenerlo leído en voz de Mar es todo un lujo.
¡Enhorabuena!
Saludos.
Gracias, Nicolás. Así que tengo un estilo reconocible... Eso debe de ser bueno, ¿no? ;-) Y, sí, tienes razón, escucharlo en la voz de Mar es, como he dicho por ahí, todo un lujazo.
EliminarSaludos,
D.
Amigo, tu casa es un jardín, miedo da preguntar por la cafetera, je je. Por cierto, mi despertador debe ser pariente del tuyo, si averiguas que medicación le va bien me dices.
ResponderEliminarAbrazos.
Jajaja, ¡más bien es una chatarrería! O cacharrería. O como se diga.
EliminarAbrazos,
D.
Tienes tendencia a darle vida a los objetos. Me gusta. Porque como dicen por aquí, lo haces muy bien. Presentar esa primera frase ya da cabida a lo que sea.
ResponderEliminarUn abrazo
Acabaréis sonrojándome. Pues tienes razón, Anita, ahora mismo recuerdo, además de la almohada y el despertador, un termómetro, un peón de un juego de ajedrez y un reloj de pulsera. Aunque seguro que hay unos cuantos más. Cuando ando falto de inspiración abro cajones ;-)
ResponderEliminarUn abrazo,
D.