jueves, 25 de diciembre de 2014

El príncipe heredero

Hunde las púas del tenedor en el roscón de Reyes, corta un pedazo y se lo lleva a la boca. La institutriz lo observa, satisfecha de los progresos del pequeño que ha sabido incluso defenderse con los cubiertos del pescado. De pronto, sus dientecitos tropiezan con algo. El niño se saca de la boca un rey de porcelana embadurnado de cabello de ángel y enseña la sorpresa oculta en el roscón a la familia. Los tíos de Grecia aplauden. La madre coge la figurita, la limpia con la servilleta y se la devuelve con una sonrisa. El padre, con solemnidad impostada y reverencia incluida, ciñe la corona de cartón en la cabeza del pequeño. Todos ríen la ocurrencia. También sus hermanas y los primos. En realidad, todos lo hacen menos el hermano mayor. A él el asunto no le ha hecho ni pizca de gracia.

lunes, 15 de diciembre de 2014

Los jueves

Como todos los jueves, escucho por la radio, mientras me afeito, el microrrelato ganador de la semana. Otra vez uno de ésos de padre que termina metiéndose en la cama de la hija. Siempre es lo mismo: por lo menos una vez al mes resulta vencedor un texto de estas características. O uno de suicidas. Me cabrea la falta de originalidad de los autores, el predecible fallo del jurado. Tanto que me corto.

Maldigo mi torpeza, enjuago la maquinilla en el agua turbia y la dejo en el lavabo. Arranco del rollo un trocito de papel higiénico y lo aplico sobre la herida. Y me dirijo al cuarto de la pequeña a despertarla, media hora antes de lo que acostumbra para arreglarse e ir al cole, porque hoy es jueves y los dos sabemos que los jueves Lola entra más pronto a trabajar.

(Relato finalista de la edición de noviembre de La Microbiblioteca)