jueves, 16 de julio de 2015

Trampas

Ya en el siglo XIII, Alfonso X, llamado el Sabio, señalaba en su notable tratado Libro de ajedrez, dados y tablas la conveniencia de sentar al ajedrecista rival enfrentado al sol, con el objeto de dificultarle la concentración y perjudicar su rendimiento durante la partida. Las fórmulas ilícitas de sacar ventaja han evolucionado hasta el uso actual de dispositivos electrónicos, de los cuales me confieso auténtico analfabeto. Sin desmerecer la vigencia de los consejos del rey castellano ni la eficacia de la aplicación de las nuevas tecnologías al ajedrez, prefiero jugar con los escaques de mi tablero marcados con unas muescas apenas visibles cuyo significado sólo yo conozco. Y con las piezas cargadas, las mías y las del oponente, como se cargan los dados de los casinos, porque me incomoda y me disgusta dejar nada en manos del azar.

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