Y así pudimos paliar el hambre de los niños. Aunque tan sólo fuera durante unos pocos días y a costa de prescindir, para siempre, de las historias que le gustaba contarles cada noche delante de este mismo fuego.
(Relato finalista de la edición del mes de febrero de La Microbiblioteca. En los siguientes enlaces podéis consultar el resto de relatos seleccionados y los microrrelatos ganadores de febrero).
Igual sueña luego las historias.
ResponderEliminar¡Felicidades!
Bueno, bueno, no sé yo, Ana... ¡Gracias por la felicitación y por pasarte, hermanita!
ResponderEliminarBombón literario.
ResponderEliminarJoan F.
Ñam.
EliminarD.