Nadie repara en mí al dejar el sobre en el lugar convenido. Me tomo un café solo, sin azúcar, en el bar de la estación de autobuses. Regreso a los veinte minutos e intercepto el sobre en la misma taquilla donde lo oculté. Lo abro y leo mis instrucciones.
Comprendo que tengo que ser eliminado.
(Relato finalista de la edición del mes de mayo de La Microbiblioteca. En los siguientes enlaces podéis consultar el resto de relatos seleccionados y los microrrelatos ganadores de mayo).
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